Pero,
como dice Ramón, el Jerez es el alcalde de los vinos; Jerez de la Frontera: ¡qué
señorío, que luz esbelta, qué suave hospitalidad! Recuerdos gratos de Jerez; el
arcoíris del vino; de la venencia al frágil tulipán de la copa; ¡qué señorío,
Señor! ¡Qué leve traspié al salir de la liturgia de la bodega, orlado de finos
y olorosos, y viejísimos! ¡Cuánta historia en pie en esa cúspide del triangulo
del vino de Jerez! Pero textos son amores y no buenas razones, según venimos
diciendo.
«Ciudad»
se titula uno de los cantos del bello poema de José María Pemán, premiado en la
Fiesta de la Vendimia del año 1951, «Jerez de la Frontera (Poema de la viña y
la bodega)»; la ciudad, que, vino aparte, merece asombrado elogio; por gaditano
ilustre, quede, aquí, en calesa; una vaga nostalgia, con la infancia a cuestas,
da al poema de Pemán una sinceridad que nos conmueve; sabiduría de Jerez en la sangre,
en la piel:
...
te traigo aún más; vislumbres de mí [aurora; hojas de plata y «oí
con que decora la cepa en marzo sus melancolías...
Otros
muchos Ilustres nombres fueron galardonados en las justas poéticas de Jerez de
la Frontera, cuando las Fiestas de la Vendimia: Fernando Gutiérrez, de quien en
otro lugar de este número están los sonetos; Rafael Guillen, Ginés de Albareda,
Leopoldo Panero, José Luis Tejada...; José García Nieto, Luís López Anglada
—con cuyos textos no pude dar, pese a mis desveladas diligencias—, Antonio
Gamoneda, Manuel Pitillos, y otros muchos.
Victoriano Cremer, el bronco leonés
de «Espadaña» y tantas otras buenas hierbas poéticas, fue premiado también con
un poema cuya tesis contempla el milagro de la vid, ayudado por el esfuerzo de
quienes la trabajan; no nace, así, de pronto, «el sol dea vino», ni se da de
pronto «i florecer del pámpano;
... un laborioso
pleamar de manos
riza la verde
fronda, la retuerce:
hostiga con amor
el dulce fruto,
hasta romper la
piel de su clausura...
El
sevillano Rafael Laffón, gran poeta y cuidadoso crítico, a quien tan generosas palabras
debemos todos, en su libro «Adviento de la angustia» tiene un poema lleno de
gracias, dedicado a Jerez y a sus vinos, «Jerez, pulsos de alegría»:
...Jerez, a los
hombres sacas
de pila en sus
soledades...
…………………………………
a corazones y a
lenguas,
claves de sol das
por claves
Lejanos
y juveniles considera Leopoldo de Luis los versos de «Los gozos de septiembre»,
premiados en Jerez; a Leopoldo de Luis —poeta que alcanzó ya las cumbres
cifradas y económicas de la poesía auténtica— le diría yo que no olvide que la
poesía de circunstancias (¡recuérdese a Baudelalre!) ha dado inolvidables
resultados; como éste de sus «gozos», de clásicas resonancias:
...
La dulce geografía dorada y marismeña con pámpanos y tirsos fecundos se
decora. Un címbalo de música celeste y azul sueña y se viste de júbilo Jerez
vendimiadora...
Adriano
del Valle —galardonado también en Jerez— escribió unos «Ditirambos al vino de
Jerez»: haz de espinelas perfectas, que él supo hacer, como pocos; con esas
virtudes suyas de ingenua sencillez y sabiduría clásica; con las características
enumeraciones geométricas;
... Continentes,
meridianos,
paralelos,
latitudes,
conocen bien las
virtudes
de los caldos
jerezanos...
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