—Los molinos de producción eléctrica ¿no influirán en la producción de vino?
—Entiendo que no.
—Pero ¿usted ve en los parques eólicos una amenaza para su proyecto vinícola?
—No
me opongo a cualquier forma de producir energía sin efectos negativos
para el ecosistema. Me opongo a la invasión estética- Me preocupa cuando
se pierde la sensibilidad y el respeto a los volúmenes geológicos
emblemáticos, como la sierra del Montsant o la de la Mola. Se va
demasiado lejos.
— ¿Es una cuestión de gusto personal?
—No
es sólo romanticismo. En mi caso hemos creado unos vinos considerados
entre los mejores del mundo. Por ello aquí vienen de visita periodistas,
compradores, grandes coleccionistas de vinos de culto, de lujo. Es
gente de Europa, de América, de Canadá, de Japón... que tiene una gran
sensibilidad. Valoran tanto el vino en sí como el entorno donde ese vino
se hace. Yo llevo a estos señores a nuestro viñedo de L'Ermita —vino
emblemático de la casa y quizás de España— y les explico las condiciones
microclimáticas que caracterizan la personalidad de este vino. Si justo
enfrente nos encontramos una multiplicación de ventiladores afectando
el impacto ambiental y estético de este viñedo y su entorno geológico,
histórico..., esa omnipresencia que existe en el Priorat debido a la
historia monacal..., con estos señores caeremos en el sarcasmo. Los
molinos serán el chiste de la presentación, y se puede empezar a perder
la seriedad que impone la envergadura natural de la zona, y la seriedad
con que nosotros trabajamos.
— ¿Una estrategia de desarrollo de la comarca es incompatible con la otra?
—No
estoy en contra que en ciertas colinas sin representatividad se haga un
parque eólico. La comparación debe hacerse como si llenaran Montserrat
de hélices. El antiguo viñedo del Priorat tiene un valor patrimonial
incalculable. Me da miedo la falta de sensibilidad. Sólo se prima el
presente, el pelotazo.
—El vino aún puede dar más al Priorat?
—Si
se cuida un poquito, la gente no sabe dónde se puede llegar en el
reconocimiento de los grandes vinos, en cotización, influencia social y
económica, prestigio...
— ¿En qué momento estamos del camino, que tiene por delante el vino del Priorat?
—Hemos
comenzado con la filosofía más acertada y nos podemos encontrar en la
primera cuarta parte del camino. No nos podemos emocionar por el
reconocimiento que hemos tenido. El vino exige tiempo.
— ¿Cuál es el objetivo?
—Que
el Priorat llegue a considerarse como una zona de vinos clásicos en el
mundo, De grandes vinos de élite. Es un objetivo muy ambicioso y es lo
que la zona se merece. Pero al consumidor hay que encantarlo cada año. Y
es el más exigente, el de los vinos de lujo. Para ello hay que mejorar
la técnica, pero también la filosofía, y allí entra la conservación del
paisaje histórico de este vino.
— ¿Cómo está la cosecha de este año?
—Muy
bien. La primavera, muy lluviosa y soleada, ha dado un gran desarrollo
de la vegetación y de la fruta, con gran equilibrio desde el punto de
vista de la cantidad de uva.
Después ha venido el verano muy seco,
donde se ha autodefinido la planta en armonía, encontrándonos con la
lluvia del pasado fin de semana que ha refrescado y potenciado las
tierras para aguantar, si se da el caso, un agosto seco. Si no llueve
hasta setiembre, será una típica cosecha de vinos concentrados,
robustos, pero expresivos y elegantes.
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